domingo, 7 de marzo de 2010

Ave cantora


Los rayos de sol se deslizaron y entraron sigilosos por la ventana, entre las blancas cortinas que adornaban la habitación y la hacían parecer más amplia.
Una cama con sábanas grises, enmarañadas y revueltas después de una noche extraña.
Se despertó con un único pensamiento en la cabeza; ella había llorado.
La luz de la primavera y la brisa cálida de buenos días le acarició la espalda. Fue la soledad quién le besó cada lunar del pecho, y las manos frías de la muerte que le hicieron caracolillos en el pelo. Se le ponían los pelos de punta con tan solo recordar sus ojos desbordados, sus hombros temblando. Minutos después él la había abrazado con ternura, arropándola con su cuerpo, calor con calor.

Ella, una estrella que se da a la fuga.
Él, un pobre diablo que llora su ausencia todas las mañanas.



Cristina.

7 comentarios:

  1. Precioso, de verdad *.*
    Y me encanta tu manera de escribir :)

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  2. este texto me gusta, y más un Domingo como hoy

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  3. Y ambos que se echan de menos mientras se huelen en las sábanas frías.
    Me encanta la foto.




    =)

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  4. son tan dificiles de atrapar las estrellas

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  5. Cristina, me encanta mucho.
    Parece una mañana feliz, al principio, pero luego te das cuenta de que no es lo que pensabas... es tan genial!!

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  6. Me encantó! que ella sea esa estralla qe no atrapas el q sufre por ella (L)

    Un beso.

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  7. Bonitas líneas.

    Muchas gracias por pasar por mi rincón y por tu comentario.

    Nos leemos.

    Un saludo,

    M.

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