domingo, 28 de noviembre de 2010

Un Amor Impossible

Açò era una vegada, a la zona de les muntanyes gelades, on vivía una família amb dos filles bessones. Tots quatre eren molt feliços en aquella època nadalenca on la neu adornava els boscos i les teulades.

Núria es trobava a la seva habitació. La xiqueta estava eufòrica. Desitjava fer-ho tot ràpidament. Feia el seu llit, recolectava els dolços que l’havien donat els iaios i treia del su calaix els dos calcetins rojos que descansaven cómodament en l’oscuritat.

I es que el que Núria no sabía era que els dos calcetins nadalencs que anava a depositar a la ximenera, estaven enamorats. Els pobres calcetins, sabien que encara que els separaren, tornarien a estar junts en l’última abraçada, on la mare els enrrotllava i els depositava al calaix. En canvi, aquella nit no fou així. Núria els va penjar amb dos xinxetes a la ximenera. El primer calcetí, valent que era, va fer mut. Però, la calcetineta va pegar un xillit de dolor que a l’altre li trencà el cor. Així passaren tota la nit, penjats i a punt de ser devorats per les flames, i dies, i més dies. Fins que la pobra calcetineta no va suportar més i va caure al terra, ofegada pel fum de la ximenera.

-Mare, mare, aquest calcetí està cremat!

-No el toques molt, Núria, no siga cosa que et cremes, tira’l al contenidor!

-I qué fem amb la parella?

-Doncs posa’l a la caixa de calcetins sense parella.

El pobre calcetí, allí penjat, va observar com l’amor de tota la seva vida, se n’anava cap al “cementeri”, amb aquells ulls tancats pel dolor, pero res no era el dolor de la calcetineta comparat amb el que sentia el calcetinet al cor, ara era un calcetinet vidu.



jueves, 25 de noviembre de 2010

VIDA..

...extraña

...maldita.


sábado, 20 de noviembre de 2010

La mujer de la foto


Otra noche más y Leah espía a través de la ventana.
En el otro bloque, Viko se pone una camiseta gris de chandal y cambia sus deportivas por las zapatillas de estar por casa, se dirige al salón y enchufa la minicadena. Suena una canción irlandesa de los años sesenta, no es su favorita pero tampoco le desagrada. Esa noche no se deja caer en el sofá, no se duerme a las tantas de mala manera en aquel espacio incómodo. En cambio se sienta en una silla y contempla y mira al infinito. Sus ojos grises se quedan fijos en la fotografía que esta situada en lo alto de la pared, un acantilado y a lo lejos una mujer vestida de azul se sujeta una pamela a punto de ser robada por el viento. La mujer tiene una sonrisa tan risueña que provoca una leve risa en él. La recuerda. La recuerda tan bien, tan viva, también recuerda el dolor de la pérdida. Un dolor que se había alargado 4 años y que aún no había superado.

Viko se lleva las manos ala cabeza y se echa hacia delante, apoyando los codos sobre las rodillas y tapándose el rostro.

Leah ladea la cabeza y sus ojos descansan sobre la linea curva que dibuja el cuello de Viko, aún en la distancia, percibe su aroma.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Enigmáticos ojos




Cuando despunten las horas del día recorreré las grietas abiertas por el tiempo en tu cuello.
Volverás a sonreír como cada noche en la oscuridad, tus enigmáticos ojos me incitaran a buscarte de nuevo. Y luego por la mañana sentiré tu mano izquierda reposar semicerrada sobre mi cintura, un leve apretón me hará entender que te has despertado. Bostezarás y me atraerás hacia ti, olerás mi cuello y emitirás ese ronroneo que indica que te encuentras a gusto cuando ambos estamos relajados, soñando. Giraré noventa grados sobre mi cuerpo para situarme frente a ti, abriré los ojos y recorreré con la yema de mis dedos tus rasgos. Tú despertarás y sonreirás de nuevo. Y Yo seré la persona más feliz del mundo al saber que, hasta el fin de mis días, serán tus enigmáticos ojos los que vea cada amanecer.

Souchon - Bonjour tristesse

¡Bravo por las dos semanas petadas que me quedan bravoooo!
¡Brindemos!


un detallito, ando corta de tiempo :(


lunes, 15 de noviembre de 2010

Tú, mi antídoto




-Vete y no vuelvas. De lo contrario seguirías matándome... aunque tu ni siquiera te das cuenta de eso.
Callo y cierro los ojos, deseando que esta tortura acabe, que tus alucinaciones diarias cesen y que vuelvas a ser tú mismo. Ansiando las mañanas en las que me abrigabas entre las sábanas. Cada vez que pienso en cómo tu mente distorsiona la realidad me entran escalofríos.
-¿No me estás oyendo? Eres despreciable, vete de aquí- gritas, estas encolerizado.
Aunque salgo por la puerta del salón, no me marcho, me dirijo a nuestro dormitorio. Saco del cajón el anillo entrelazado en el colgante que me regalaste la primera vez que nos vimos. Vuelvo al salón y tu mirada me da miedo, letal, tan enigmática y oscura. No eres tú, sólo una máscara, una ilusión creada por tu mente. Creada por tu enfermedad.
-Destrúyeme si quieres Gaël, pero antes tendrás que destruir esto primero.
Con las manos temblorosas deposito nuestro tesoro sobre la palma de tu mano.
De repente dejas de estar en tensión. Tu cuello se relaja, tus manos se suavizan y la expresión de tu cara pasa del enfado a la consternación. Lloras y me pides perdón. Te percatas que has vuelto a ser víctima de uno de tus ataques.
Te acurrucas contra mi en un rincón del sofá, yo cierro los ojos, hundiendo mi nariz en tu cuello, intentando retener todo tu aroma en mi mente. Me dices que me amas y yo no lo dudo, ahora no.

Y así, como cada tarde, me pregunto si no estaré equivocada, si no estaré perdiendo el tiempo, si un día será demasiado tarde y en uno de tus ataques consigas matarme. De todos modos siempre llego a la misma conclusión, miro fijamente el colgante y despues el anillo, leo las diminutas palabras en cursiva que hay escritas en la parte interior y sonrío; Tú, mi antídoto.


-No puedo abandonarte-te susurro al oído.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Quant et va costar tornar.

Conquisté el lado de la cama que aún permanecía frío. Tú dormías. Dibujé con la yema de los dedos una circumferencia sobre la vértebra que más sobresalía en tu espalda. Rocé con la punta de mis pies tu tobillo y suavemente, me incliné para hablarte al oído. El contacto de mis labios en tu oreja te hizo despertar lentamente.
Me recibió el océano de tus ojos. Mis huesos se deshicieron allí mismo y pasé a formar parte de tu pecho.
Y así, emitiendo un sollozo casi inaudible,
te confesé...

- ...Cuanto te costó regresar...

viernes, 12 de noviembre de 2010

היום הרגשתי רע




Especial agradecimiento a Pol por esa magnífica carta que ha cumplido su objetivo: hacerme sonreír :)







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(#)sunny














Hoy en Física...

(Thelma, acercándose a Luís, nuestro profesor y escursoneando en su libreta de notas)

-Luís esa R al lado de mi nombre no me gusta nada, eh

(Luís, divertido y con cara de picarón)

-¿Cómo que no? ¡Pero si es una R de Requetebuena!




pd. cómo me molan las clases con este hombre :D

jueves, 11 de noviembre de 2010

Grace.K










...de belleza arrebatadora.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Maldita cobarde



Leah se queda mirando fijamente la taza de café. Absorta, ya ha desconectado completamente del mundo. Le gusta esa sensación. Sonríe. De repente, la superficie líquida comienza a temblar y a su tiempo dibuja siluetas abstractas.
Leah alza la vista y se topa con unos ojos negros que la hacen enmudecer. Deja el café de lado y se centra en el individuo de sonrisa forzada que se le planta delante.
-Leah, sobre el tema de tu dimisión, he de decirte que no estoy conforme, pienso....
-No. He de irme.
-Leah esto se ha de solucionar cuanto antes.
-Ahora no. Me voy.

Dicho esto, coje el café entre las manos, se envuelve la bufanda al cuello, se enfunda en su gabardina y sale de la oficina a grandes zancadas.
Esta harta. Cansada de hablar siempre del mismo tema, de que no respeten sus propias decisiones.
Después piensa que debería haber dado explicaciones antes de irse, pero luego se recuerda que ella decide por su vida. Pero aún así está equivocada.
Y la vuelve a cagar justo en el momento en que pone un pie fuera de la oficina. Huye, como siempre. Como cuando era pequeña y se escondía bajo la sábana.

-Maldita cobarde- se dice.

martes, 9 de noviembre de 2010

Remordimientos



Su mente, portadora de preocupaciones superfluas, se abandona al vals del viento, el cual, ligeramente le alborota el pelo.
Camina sin rumbo alguno. Ve sin ver. Pero sí siente frío, el frío del vacío.
Ella se para a mirar el mar, se echa el pelo a un lado y la brisa le pone la piel de gallina. Se rodea con los brazos, encogiéndose y bostezando. Se preocupa, debería estar de camino al trabajo. Aún así, el mar envía hacia ella señales, que la llaman y la obligan a permanecer allí de pie, contemplando el océano a tan temprana hora.
Rompe el embrujo al parpadear fuertemente. En ese instante su mente vuelve al epicentro en dónde comenzó todo. Las preocupaciones de siempre, los problemas de siempre.

Leah le da la espalda al mar, se ajusta la gabardina y emprende el camino de vuelta al trabajo.
Pero antes de dejar el paseo, como cada mañana, se da la vuelta y lanza un suspiro al tiempo en que recuerda que en el mar, hace muchos años, dejó algo muy valioso.
Una vida.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Jugando en los confines de la realidad y la imaginación



El duende tenia la carita sonrojada y los ojos saltones. Paseaba bajo los árboles disfrutando de la mañana soleada. Hasta sus oídos llegaba el alegre canto de los pájaros, que al sobrevolar
las copas de los chopos, dibujaban armoniosas curvas. Todos sus quehaceres estaban cumplidos y tenia la mañana libre. Al parecer era el primer día en su vida en el cual no tenia que ponerse a trabajar temprano. Aquel día podia permitirse el pasar horas y horas por el bosque sin hacer prácticamente nada, tan solo purificar su alma con la tranquilidad de aquel lugar.
De repente un grave ruido rompió la calma del bosque. Todos los habitantes corrieron a refugiarse al gran árbol, en sus madrigueras, en el río... en cambio, el pequeño duende, permaneció en su sitio, sin mover ni tan siquiera un músculo. Pensaba desafiar a esa cosa que llamaban humano, tan rápido y letal. Se ajustó bien el cinturón y sacó pecho. Justamente cuando el niño gigante se paró ante él, el duende comenzó su discurso como gran guerrero que se creía.

Desgraciadamente, no pudo concluirlo, el ignorante niño le asestó un golpe mortal. El duende salió despedido por el impacto y se estampó contra el tronco de uno de los árboles más próximos. No le dio tiempo a sentir dolor, sólo un breve choque de ideas en su mente, una mezcla de pensamientos; le dio la impresión de ver pasar su vida ante sus propios ojos. Corta, pero intensa y bonita.

El niño:

-¡Pol! ¡Jaja! Mira lo que le he hecho al gnomo de la señora Brighton.

[......]

Fin.

domingo, 7 de noviembre de 2010

sábado, 6 de noviembre de 2010

Olivia hizo un mohín y comenzó a llorar. Él alzó la mano carente de pulso firme, temblorosa, y le acarició el rostro. Aquellas lágrimas la delataban, rompían la coraza con la que se protegía y protegía a los demás, dejaban ver que era una frágil niña de dieciocho años.

-No llores, Oly, por favor…

-Gabriel las cosas no están como lo estaban antes… - se detuvo y se sonó la nariz con un pañuelo que guardaba en el bolsillo de su falda.

-¿Qué ha pasado?

Silencio.

-Mamá ha muerto.

El gato que murió porque se sentía solo..


..no sabía si alguien lo esperaba ahí fuera.
La soledad de la noche se lo engulló, tiñó su alma de negro y todo lo malo le salió por la boca.

Y en ese instante, cuando escupía toda la porquería del mundo, se dio cuenta de que nadie vendría a ayudarle.
Nadie.
Lo había perdido todo. Ahora se sentía vacío, vivo pero sin vida.

¿Y saben lo peor de todo?

Que tenía que seguir adelante.




viernes, 5 de noviembre de 2010

jueves, 4 de noviembre de 2010

Miró a hacia un punto perdido y flotó



Se sentó en el suelo y aspiró el aire puro que inmediatamente purificó sus pulmones.
Sus párpados permanecían sellados. El pelo le ondeaba al viento y sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas. Sin embargo sus manos eran pálidas, tanto que saltaban a la vista.
Tenia la mente en blanco. Estaba en paz. Por fin.

Pero, ¿por cuanto tiempo?
Deseaba que fuese mucho, una eternidad. Ahora que había entrado en aquella dimensión de su subconsciente, se negaba a volver al mundo real.
Intuía que sería cuestión de unas horas; suficientes para que aquella tranquilidad desapareciera dejando paso al bramido de un monstruoso gigante enfurecido.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Recovecos de la mente que nunca guardaron secreto alguno



Les oí hablar de la mujer que quemaba los poemas que ella misma escribía.
No sé que me ocurrió en aquel momento, tal vez fue la curiosidad o la inseguridad de no saber a ciencia cierta qué era lo que estaba pasando.
Fue entonces cuando irrumpí en aquel ambiente cargado de nostalgia y melancolía.
Ellos me miraron un rato, intentando descifrar mi rostro, queriendo ver más allá de mi fachada.
Pero no lo consiguieron.No podían leerme. Era única.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Salvador Dalí




No temáis
a la perfección;
nunca llegaréis
a ella