martes, 9 de noviembre de 2010

Remordimientos



Su mente, portadora de preocupaciones superfluas, se abandona al vals del viento, el cual, ligeramente le alborota el pelo.
Camina sin rumbo alguno. Ve sin ver. Pero sí siente frío, el frío del vacío.
Ella se para a mirar el mar, se echa el pelo a un lado y la brisa le pone la piel de gallina. Se rodea con los brazos, encogiéndose y bostezando. Se preocupa, debería estar de camino al trabajo. Aún así, el mar envía hacia ella señales, que la llaman y la obligan a permanecer allí de pie, contemplando el océano a tan temprana hora.
Rompe el embrujo al parpadear fuertemente. En ese instante su mente vuelve al epicentro en dónde comenzó todo. Las preocupaciones de siempre, los problemas de siempre.

Leah le da la espalda al mar, se ajusta la gabardina y emprende el camino de vuelta al trabajo.
Pero antes de dejar el paseo, como cada mañana, se da la vuelta y lanza un suspiro al tiempo en que recuerda que en el mar, hace muchos años, dejó algo muy valioso.
Una vida.

3 comentarios:

  1. Precioso y triste...nostálgico... pero hermoso...

    capuccino calentito.

    Besos.

    LaNiñaMariposa o Midori.

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  2. Entiendo perfectamente a Leah. Hago exactamente lo mismo muchos días antes de ir al trabajo.
    Esculpes muy bien.
    Un abrazo

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