viernes, 23 de abril de 2010

ABISMO


El tiempo está revuelto y las amapolas ahora esconden el hocico. Los siniestros rojos que surcan sus finos pétalos se desesperezan bajo tierra, al son del viento y de la marcha fúnebre. Sólo quedan los solitarios y frágiles pétalos de una noche de sábado; éstos ahora se estremecen al contemplar el futuro. Al ver lo que se les acerca, ¿Temen el retorno? Rotundamente, sí. Pero en el fondo y no tan fondo de sus almas saben que tienen que volver, que es necesario y vital volver a casa, y que aunque sus ojos y sus huesos tiemblen como hojas de otoño, ellas volverán a regalar y a deleitar a sus fieles admiradores con la dulce danza que las caracteriza y las hace elegantes y únicas.

jueves, 8 de abril de 2010


La luna proyectaba su escurrida sombra muy por delante de él. Caminaba hacia la calle mayor, en dónde las ninfas se reunían para hablar íntimamente.
Mas no pensaba volver a casa, esa noche no.
Aquella noche veraniega sería eterna, y a la mañana siguiente no habría recordado nada; lo echaría todo por la borda y le despertarían las bocinas de los coches, los tacones de una musa o tal vez el maullido de algún gato. Perdería la identidad y ella dejaría de llamarle "Guny". Tras aquella noche desenfrenada, cargada de sentimientos y emociones jamás vividas, se irían los recuerdos y las tardes junto a ella.
Su aroma, el olor a hierbas del bosque y pimienta.
Guny estaba enterrado, se iba desintegrando, lo iba dejando atrás confome iba comiéndose la calle.
Guny ya no contestaba al teléfono, sus llamadas quedarían abandonadas para siempre, su contestador se llenaría de polvo.

Vaciando la mochila cargada de tierra negra y húmeda, volvería a empezar.

sábado, 3 de abril de 2010

Rememorando nuestro viernes






¡Mooooooooooooooooooola!