Gabriel se consumía en aquella cama cuyas sábanas grisáceas guardaban secretos de antaño. La cama de la posada en la cual había vivido los últimos dos años. Dos años de soledad y desesperanza. Desde un principio aspiró a que su final fuera algo parecido a lo que estaba viviendo en aquellos momentos. Ya había desistido a gritarle al mundo porque lo único que recibía eran patadas y falsas expectativas de futuro. Así acabaría su existencia, ahí pondría fin a un largo camino de letargo y sufrimiento.
Preciosa la foto :)
ResponderEliminarhola! me ha gustado mucho tu blog, cuenta con una seguidora más
ResponderEliminarte pasas por el mío? ;)
becomemyworld.blogspot.com te espero xxxx