La palabra inquietud colma la realidad, como si fuera un humo concentrado. La libertad le da un pellizco al alma y no tiene más remedio que ser libre. De todos modos, la cordura vigila y amenaza con meternos en el corral de la razón. Somos frágiles y eso nos salva. El desconsuelo nos consuela y nos es imposible traicionar.
Por suerte no tenemos dioses que nos perdonen. A veces pienso que la vida es un error, pero claro, más error es la muerte.
Entre el ensueño y la pesadilla hay un paréntesis en el que nos formamos. Sale el sol y hacemos sombra. Sombra de aire y de fiebre, sombra de misterio.
Quién seria capaz de revelarnos y de rebelarnos. El pobre lago nos copia como fuimos y después se quiebra. Basta de navegar en el olvido. Basta de bendecirnos en la lluvia. Basta de no ser nadie. Basta de que el placer nos desconozca. Basta de convivir con la derrota.
Basta, carajo.
Mario Benedetti (Vivir adrede)
cierto cierto
ResponderEliminarhay que retomar charlas surrealistas
pues estaba en plan jodienda con los seguidores de stendhal por la mentira que es, y explicando algunas cosas para que nadie se lleve a engaño con el susodicho, pero he visto el post de benedetti y me he derretido.
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