Leah alza la vista y se topa con unos ojos negros que la hacen enmudecer. Deja el café de lado y se centra en el individuo de sonrisa forzada que se le planta delante.
-Leah, sobre el tema de tu dimisión, he de decirte que no estoy conforme, pienso....
-No. He de irme.
-Leah esto se ha de solucionar cuanto antes.
-Ahora no. Me voy.
Dicho esto, coje el café entre las manos, se envuelve la bufanda al cuello, se enfunda en su gabardina y sale de la oficina a grandes zancadas.
Esta harta. Cansada de hablar siempre del mismo tema, de que no respeten sus propias decisiones.
Después piensa que debería haber dado explicaciones antes de irse, pero luego se recuerda que ella decide por su vida. Pero aún así está equivocada.
Y la vuelve a cagar justo en el momento en que pone un pie fuera de la oficina. Huye, como siempre. Como cuando era pequeña y se escondía bajo la sábana.
-Maldita cobarde- se dice.
A veces somos cobardes por miedo a sufrir...a que nos decepcionen y nos hagan daño...
ResponderEliminarYo quiero desconectar completamente del mundo.
Pero no puedo.
Me cae bien Leah. Tiene el valor de reconocer su vertiente de cobardía. Estaba claro que aquel día necesitaba pararse frente al mar antes de ir al trabajo y pensar un poco. Aquella vieja canción de Kris Kristofferson, tan famosa en la versión de Janis Joplin, titulada Me and Bobby McGee, citaba la idea de que la libertad consistía en no tener nada que perder. Igual en un determinado supuesto ya se ha perdido de tal forma que no importa ya mucho más y puedes sentirte libre y hacer lo que quieras, incluso desconectar del mundo. No es tan fácil, no es tan fácil perderlo todo. Además no conozco el caso de Leah lo suficiente pero, me cae bien Leah, tiene el coraje necesario para hacerse respetar y valentía para identificar sus errores.
ResponderEliminarUn abrazo
esa foto es de una chica llamada Nirrimi Joy
ResponderEliminarhace unas muy chulas